Uno de los objetivos de la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing, llevada a cabo en 1995, fue la educación y capacitación de la mujer (ONU, 1995). De acuerdo con este plan, la educación es un derecho humano y constituye un instrumento indispensable para lograr los objetivos de la igualdad, el desarrollo y la paz; así, “la educación no discriminatoria beneficia tanto a las niñas como a los niños y, de esa manera, conduce en última instancia a relaciones más igualitarias entre mujeres y hombres” (ONU, 1995, pág. 49). No obstante, según la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), aunque se percibe un avance mundial en este objetivo, aún existe “un mayor número de niñas sin escolarizar que de niños, (…) y las mujeres representan dos tercios de los 750 millones de adultos que carecen de conocimientos básicos de alfabetización” (UNESCO, 2017).
Educación con equidad
Cuarta Linea de Investigación
Entre los principales obstáculos que impiden a las mujeres acceder, permanecer y terminar los ciclos educativos se encuentran: la pobreza, el aislamiento geográfico, la pertenencia étnica, la maternidad temprana, el conflicto armado, el trabajo doméstico no remunerado (TDNR) y los estereotipos tradicionales de género que han encasillado a las mujeres en ciertos roles sociales. en la presencia de brechas de género respecto a la escogencia, y acceso, a un programa académico superior, realidad que se visibiliza en la existencia de programas académicos feminizados (DNP, 2013)