Como resultado de la Convención Interamericana para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra la mujer, más conocida como la Convención de Belem Do Pará, se consagró a favor de las mujeres, el derecho a una vida libre de violencias tanto en el ámbito público como privado (artículo 3), el cual genera para los Estados la obligación correlativa de garantizar tan trascendental derecho que compromete, la dignidad humana y la propia supervivencia. Colombia ratificó esta Convención y en consecuencia se obligó a poner en marcha todos los mecanismos y protocolos que forman parte de esta.
En desarrollo del anterior compromiso internacional y con el fin de hacer realidad para las mujeres colombianas, una vida libre de violencias, se han adoptado diversas medidas tanto normativas como administrativas y judiciales.